El 26 de noviembre, Curiosity (Curiosidad, en idioma español), fue lanzado desde Cabo Cañaveral a bordo de un cohete Atlas 5. Elevándose sobre una columna de fuego a través del azulado cielo de Florida, el explorador, que tiene el tamaño de un automóvil, comenzó una travesía de nueve meses con el fin de buscar señales de vida en Marte.
En ese mismo momento, a 150 millones de kilómetros (93 millones de millas) de allí, se estaba produciendo, de forma casi desapercibida, un segundo lanzamiento hacia Marte. Aproximadamente al mismo tiempo que el cohete que llevaba a Curiosity rompió las cadenas que lo ataban a la Tierra, un filamento de magnetismo hizo erupción en la superficie solar, lanzando de ese modo una nube de plasma de mil millones de toneladas (lo que se denomina Eyección de Masa Coronal, o Coronal Mass Ejection -CME por su sigla en idioma inglés) hacia el Planeta Rojo.
No hubo peligro de que el explorador marciano y la tormenta solar colisionaran. Desplazándose velozmente a 3 millones de kilómetros (2 millones de millas) por hora, la nube de plasma dejó atrás a Curiosity por un gran margen.
Sin embargo, la próxima vez podría ser diferente. Con la actividad solar en aumento (se espera el próximo máximo solar en 2012–2013), es sólo cuestión de tiempo para que una CME se trague al explorador en su viaje a Marte.