En las Conferencias sobre Ciencia Planetaria y Lunar, Jennifer Scully presentó una investigación en la que examinaba posibles barrancos esculpidos por el agua en los cráteres de asteroide Vesta.
En
la imagen superior podemos ver a Vesta con un color que coincide con su
espectro visible. Scully comentó que había descubierto dos tipos
distintos de barrancos en Vesta, en 170 localizaciones. De estos 170, 59
contenía barrancos. Y de estos 59, 51 mostraban sistemas lineales
causados por el flujo de material granular seco, es decir, formados por
escombros cayendo hacia abajo. Estas líneas son bastante rectas y no
presentan ni ramificaciones ni inserciones. Este tipo de avalanchas son
comunes en los cuerpos sin atmósfera.
Pero Scully
detectó unos pocos barrancos muy diferentes al resto: sistemas
curvilíneos de valles interconectados, formando redes más complejas. Un
ejemplo de este tipo de barranco se encuentra dentro del cráter
Cornelia. En la fotografía inferior se puede ver un detalle de este
cráter.
Gracias a la sonda Dawn, podemos ver con mucho más detalle este cráter, tal y como podemos apreciar en la fotografía inferior. Se puede contemplar un cráter con paredes escarpadas con una notable distribución de material brillante y oscuro en su interior.
Scully encontró en sólo 8 ubicaciones barrancos de este tipo. Además, todos se encontraban en el interior de cráteres jóvenes y en las zonas media-alta de las paredes de dichas formaciones. Además, en el suelo de estos cráteres se han encontrado depósitos similares a los que dejan los abanicos aluviales en la Tierra. Así que: ¿Qué fenómeno se esconde detrás de la formación de estos valles interconectados?
Una posible explicación es que durante el impacto que creó el cráter, el calor generado fue lo suficientemente alto como para fundir la superficie rocosa. Pero Scully no cree en esta posibilidad, porque ha examinado cráteres en los que sí se sabe que ha tenido lugar la fusión de materiales y no ha encontrado este tipo de morfología. Entonces la científica propuso que podrían existir focos de hielo de agua subterráneos en Vesta, que gracias al calor generado por los impactos, se podría fundir. Estudios previos también indican la posibilidad de que ciertos tipos de "bolsas de hielo" podrían, teóricamente, mantenerse estables en el regolito de Vesta.
Los ocho barrancos curvilíneos estudiados por Scully se encuentran localizados en dos lugares. Teniendo en cuenta que los cráteres que los albergan son jóvenes, la científica cree que todavía podría haber hielo en el subsuelo de Vesta.
Este estudio necesita todavía muchas pruebas. Por ejemplo, si el agua procede del impacto de pequeños cuerpos contra Vesta, ¿cómo pudo sobrevivir este agua al calor del impacto?
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