Josep Costas, fue el fundador de la Agrupación PDA, Pro Divulgación
Astronómica y conocido por ser un gran pulidor de espejos. Fue una de las
grandes personalidades de la astronomía española no profesional del
siglo XX.
Las contribuciones de Costas son numerosas, pero a mi juicio
lo más importante es que los aficionados a la astronomía de nuestro país
le debemos algunos de los recursos indispensables para observar el
cielo, especialmente en una época, la de hace varias décadas, en la que
comprar un telescopio era poco menos que imposible para la mayoría.
Costas, que tenía una tienda de alimentación en la ciudad condal como
modo de vida, fabricó miles de espejos para telescopios en su
trastienda. Con ellos, a un precio asequible, los que eran manitas
consiguieron fabricarse sus propios instrumentos de observación, algunos
mejores y otros muy rudimentarios, pero suficientes para echar un ojo a
la Luna, los anillos de Saturno, las lunas de Júpiter e iconos del
firmamento como la Nebulosa de Orión y la Galaxia de Andrómeda.
Sin
Costas, seguramente hoy no habría en España muchos de los miles de
observadores del cielo que profesan su afición bajo las estrellas. Él
fue también un gran estudioso del Sol, aportando a la red heliofísica
muchas de sus hojas diarias de observación. Y llegó a conocer a Josep
Comas i Solà, uno de los grandes astrónomos españoles de todos los
tiempos.
Estuve en su casa, un personaje para hacer una historia.
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