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Deriva diaria del radiante. Crédito IMO |
Después del las Leónidas, se aproxima en Diciembre una nueva cita con un destacado radiante invernal, las Gemínidas.
No tan conocido como las Perseidas, debido a la fecha en que alcanza el
máximo, destaca por meteoros lentos y una actividad muy alta. Este año
alcanzará el máximo de actividad el 14 de Diciembre. Por desgracia este año la Luna creará unas condiciones muy desfavorables para la observación. El radiante alcanza el punto más alto a las 3:00.
Los datos del radiante son:
Actividad: Del 4 al 17 de Diciembre
Máximo: 14 de Diciembre
THZ: 120 meteoros/hora
Radiante: α = 112°, δ = +33°
V∞ = 35 km/s
r = 2.6
TFC: α = 087°, δ = +20° y α = 135°, δ = +49° antes de las 0:00, y α = 087°, δ = +20° y α = 129°, δ = +20° después de las 0:00
En la carta celeste cabecera del post se puede ver la deriva diaria del radiante. Fuente de la imagen: IMO.
Pero, ¿Qué es la THZ?
Hay diferentes datos que se pueden obtener de las observaciones. Estos
son: Relación poblacional, tasa horaria zenital y densidad espacial. De
ellos, el más usado es la tasa horaria zenital, o THZ, siglas que usaré a
partir de ahora a lo largo de la exposición para referirme a ella. La
THZ refleja la cantidad de meteoros que es posible observar en una hora
bajo unas determinadas condiciones. Para comprender mejor la explicación
que a continuación detallo es necesario tener delante los apuntes sobre
actividad de meteoros, que indica la fórmula que nos permitirá calcular
la THZ.
La THZ, es resultado de 4 factores:
1. La Tasa horaria, que es el número de meteoros vistos por un
observador por unidad de tiempo. Este dato es muy subjetivo, ya que no
todos los observadores ni lugares de observación se encuentran en las
mismas condiciones.
2. El factor de cielo cubierto en nuestro área de visión. A medida que
aumentan las nubes, aumenta la posibilidad de quedar ocultos por ellas
los meteoros.
3. El factor de Limite de Magnitud, habitualmente denominado MALE. El
MALE nos indica la estrella más débil visible en el cielo, por lo tanto
es indicador de la calidad del cielo que observamos.
4. El factor de altura de radiante, que determina la altura del punto
radiante sobre el horizonte, ya que, a medida que esta sea menor, es más
probable que los meteoros nos queden ocultos por el horizonte.
Así pues, podríamos decir que una THZ son los meteoros visibles en 1
hora, siendo visibles estrellas de la magnitud 6,5 en el cielo, sin
nubosidad y con el radiante situado en el zenit. Los tres últimos
factores es importante que sean bajos, ya que aumentarían
artificialmente los valores de Actividad.
La observación visual
Para la observación de meteoros disponemos de varias técnicas, entre las
cuales, las más accesibles a los aficionados son la visual, la
fotográfica y la telescópica. Además también se suelen realizar
observaciones con equipos de vídeo, radar y últimamente debido a las
ventajas de las cámaras CCD, también con CCDs. Cada una de ellas dispone
de una serie de ventajas e inconvenientes.
Antes de comenzar cualquier observación deberemos preparar todo el
material, como bolígrafos, los partes de observación, mapas, en casos de
observación visual las tablas de magnitud límite, una linterna roja, a
ser posible de las que tienen pinza para tener las manos libres, un
reloj y una tabla donde apoyar las hojas. Así mismo es importante tener
una silla cómoda. Y sobre todo mucha ropa de abrigo y termo con café.
Antes de empezar a observar en cada intervalo de tiempo prepararemos los
mapas de las zonas a estudiar y situaremos visualmente el punto
radiante para clasificar claramente la asociación o no de un meteoro al
radiante. Si bien, hacer esto no es aconsejable en las primeras
observaciones pues corremos el riesgo de asociar todos los meteoros
vistos al radiante por pura sugestión.
La técnica visual es la más accesible de todas ellas, y posiblemente la
más sencilla de realizar dentro de la astronomía amateur. De todas las
maneras de observar meteoros ésta es la más practicada con diferencia.
Solamente necesitamos unos cielos limpios, transparentes, con una
magnitud límite que no debe bajar de la 5, y paciencia. Consiste en
observar el cielo e ir anotando los meteoros que vamos viendo.
Los mínimos datos a recoger son el radiante del que procede el meteoro y
la magnitud visual del mismo. Datos como el color únicamente los
tomaremos cuando la actividad sea muy baja y el registrar dicho dato no
suponga el perder de manera notable atención a la observación. Otro dato
también interesante a registrar es la velocidad, si bien, en caso de no
anotarla, deberemos tenerla en cuenta a la hora de clasificar un
meteoro dentro de un radiante. Por ejemplo, un meteoro de velocidad
lenta no puede ser clasificado como Perseida, pues la característica de
este radiante son las altas velocidades.
También es habitual dibujar en unos mapas diseñados a tal efecto los
trazos de los meteoros, para mejorar la precisión en la clasificación de
los mismos. Este se vuelve especialmente importante cuando trabajamos
con los denominados complejos de radiantes, donde se sitúan en una
pequeña área del cielo varios radiantes, tales como las virgínidas en
Marzo, el complejo de Acuario en Julio y las Táuridas en Noviembre, pues
así se puede clasificar con mayor precisión los miembros de cada
radiante.
La observación visual hay que realizarla en intervalos de tiempo no
inferiores a 45 minutos, ni tampoco realizar observaciones muy
prolongadas sin descansos.
Según sea la actividad deberemos modificar nuestra manera de registrar los datos.
Con baja actividad, podemos rellenar la mayor parte de los datos del
parte de observaciones. Podemos tomar datos como la hora exacta sin ser
necesario registrar con precisión de segundos, el color, la velocidad,
dibujar el trazo, etc...
En caso de actividades altas, deberemos centrarnos en los datos más
importantes para intentar perder el menor número de meteoros mientras
realizamos nuestras anotaciones, por supuesto nos olvidamos de dibujar
su trazo en el mapa. Fundamentales son los datos de la magnitud y el
radiante al que está asociado. En caso de no darnos tiempo a registrar
la hora podemos realizar una agrupación por intervalos de tiempo.
En caso de actividad muy alta únicamente deberemos centrarnos en el
radiante de alta actividad omitiendo el registro de los meteoros
esporádicos o asociados a otros radiantes. Si aún así no somos capaces
de seguir la actividad iremos apuntando los meteoros más brillantes de
manera que seamos capaces de registrar la mayor cantidad de ellos dentro
de un rango de magnitudes inferior.
En estos casos de actividad alta podemos recurrir a otro método
diferente al de anotar los datos en papel. Consiste en registrar los
datos en una grabadora etiquetando la cinta con el intervalo de tiempo
en el cual se realizó la observación. Este método permite registrar la
actividad con un mínimo tiempo muerto, que puede rondar a los 5 segundos
contra los 30 segundos que puede significar el registro en papel,
además de no ser necesario perder la atención del cielo. La desventaja
de esta técnica reside en que en caso de estar acompañado, las voces de
los acompañantes también quedan registradas.
Así mismo nuestras observaciones se deben centrar en una distancia de
40º del radiante en estudio. Otro error habitual es realizar en
observaciones en grupo el registro de los datos de todos los
observadores en el mismo parte. Esto anula totalmente la validez de la
observación. Cada observador debe usar su parte y realizar sus
mediciones de magnitud límite individualmente.
El registro fotográfico
La técnica fotográfica tiene como ventaja la precisión de la medida de
los trazos, cosa muy difícil de lograr en técnicas visuales, sin embargo
el campo visual de esta técnica es generalmente más reducida a no ser
que usemos gran angulares, y el rango de magnitudes está más limitado,
pues generalmente es difícil registrar meteoros con magnitudes más
débiles de la 2, mientras que en visual y con buenas condiciones podemos
llegar incluso a la 5. Debemos tener en cuenta que si la relación
poblacional de un radiante es de 2,5, significa que son visibles 2,5
veces más de meteoros de la magnitud 3 que de la 2.
Trabajando con varias estaciones separadas entre sí, generalmente unos
100 kilómetros se pueden determinar datos tales con la altura de
comienzo y finalización del trazo o datos tan importantes como los
elementos orbitales del meteoro.
Para esta técnica podemos usar una cámara réflex con un objetivo de 35 ó
50 mm de focal sobre un trípode y películas de 200 ó 400 ISO. De todos
modos deberíamos hacer seguimiento con la cámara pues de lo contrario
será obligatorio anotar la hora en que cada meteoro fue fotografiado,
pues si no lo hacemos así para determinar su comienzo y final no
podremos usar como referencia los trazos de las estrellas.
Además se suelen realizar las tomas con un obturador giratorio, que
muestra en la fotografía el trazo del meteoro de manera discontinua,
permitiendo calcular la velocidad el mismo.
Un reto: la observación telescópica
La tercera técnica consiste en la denominada observación telescópica la
cual puede ser llevada a cabo o con telescopio o con unos prismáticos.
La observación con prismáticos, es la más cómoda y agradable. Esta
técnica las ventajas que tienen son gran precisión en determinar el
trazo del meteoro y un rango que magnitudes que en prismáticos de 50 mm
pueden alcanzar la 9 y en prismáticos de 80 mm hasta la 10 y 11. En el
caso de telescopios estos deben ser preferiblemente reflectores muy
luminosos, aconsejándose el uso de dispositivo binocular y con un campo
nunca inferior a los 2º.
Sin embargo tiene dos desventajas muy notables, por un lado lo incómodo
que puede llegar a resultar la observación por el hecho de tener que
mirar prolongadamente por un ocular forzando generalmente posturas para
realizarlo, y a que el campo visualizado es muy pequeño, con lo cual el
número de meteoros observados es bastante reducido.
Generalmente esta técnica no es costosa pues con unos sencillos
prismáticos de 50 mm ya nos es suficiente. Estos prismáticos suelen
ofrecer un campo de 5º si trabajamos con 10 aumentos, lo cual es un
campo agradable de trabajar, si bien serán aún mejores los de 7
aumentos, pues ofrecen 7º de campo y son más luminosos. De todos modos
los prismáticos que generalmente mejores resultados ofrecen son los de
80 mm con 11 aumentos.
Generalmente los trípodes comunes que usamos para los prismáticos no
suelen ser cómodos para este tipo de observación, por lo que se hace
aconsejable construirse uno mismo un sistema de soporte de prismáticos
en forma de horquilla que permita observar cómodamente sentado en por
ejemplo un silla de playa con diferentes niveles de inclinación. Este
sistema debe permitir disponer de las manos libres salvo para hacer los
correspondientes ajustes para el seguimiento del centro del campo.
Los intervalos de observación suelen ser de 30 ó 40 minutos, por lo que
es importante la comodidad, pues en una observación común, en dicho
intervalo es muy probable que observemos entre 5 y 10 meteoros a lo
sumo, por lo que apenas apartaremos nuestros ojos del ocular. Así mismo
es fundamental realizar descansos.
Para estas observaciones es fundamental el dibujar el trazo del meteoro,
y recoger datos como su magnitud y la velocidad. Está es una escala que
va de la A a la F, siendo la A la velocidad más lenta, y F la más
rápida. Generalmente es difícil clasificar los meteoros directamente y
requiere un análisis más cuidado, pues la mayoría no comienzan o
terminan en el campo de visión. Es importante familiarizarse con el
campo y las estrellas antes de comenzar, e identificar las estrellas que
usaremos para la comparación del brillo. Cuando observemos un meteoro,
en lugar de pasar directamente a realizar el trazo en el papel,
continuaremos observando por unos segundos para asegurarnos cuales son
las estrellas que vamos a tomar de referencia para su punto de comienzo y
su punto de finalización.
Algo fundamental en esta manera de observar es la precisión, pues sino
tenemos cuidado, una de las ventajas de este método observacional se
perdería. De hecho a la hora de medir las posiciones x e y del trazo en
el mapa, se mide hasta con precisión de milímetro y se cuida la escala
de la fotocopia del mapa. Así mismo en los partes existe una columna
para indicar la fiabilidad de la observación.
Los centros de campo, denominados TFCs suelen situarse a 10 ó 15º del
punto radiante. Existen ya juegos de mapas para cada radiante, en los
cuales se indican estrellas de comparación.
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